Los trabajos de cuidados son fundamentales en la sociedad, ya que abarcan una gama amplia de actividades destinadas a satisfacer las necesidades básicas y emocionales, las cuales requieren asistencia en su vida diaria. Estos trabajos incluyen el cuidado de niños, personas con discapacidades, personas mayores y enfermos; estos forman parte fundamental en el mantenimiento de la vida cotidiana y el bien de la sociedad (Borgeaud-Garciandía, 2019, p.13-32).
Los trabajadores de cuidados desempeñan un papel importante en el bienestar y la dignidad de aquellos que reciben su apoyo. Su labor no solo se basa en tareas físicas como la alimentación o el aseo de la persona, sino que también proporcionan apoyo emocional y social, así como compañía, lo que igual contribuye a la calidad de vida de los cuidados (Borgeaud-Garciandía, 2019, p.13-32).
A pesar de que son de suma importancia, los trabajos de cuidados son infravalorados y mal remunerados, reflejando así la desigualdad de género, ya que históricamente este campo ha sido usado mayormente por mujeres. Sin embargo, este campo es esencial para el sostenimiento de las sociedades, mayormente en un contexto de envejecimiento y la alta demanda de los trabajos de cuidados (Borgeaud-Garciandía, 2019, p.13-32).
